El barrio donde me crié fue uno de los escenarios principales de la llamada “Bonanza Marimbera” Para quienes no sepan del fenómeno se los narro brevemente: Los gringos estaban metidos en Vietnam, era la época de la exigencia de los derechos civiles y la lucha de los movimientos contraculturales contra el establecimiento, entre esos movimientos se encontraban los Hippys, y ya saben, cerveza y tabaco, queso con bocadillo, Hippy con hierbabuena. El bloqueo económico de Vietnam y la guerra dificultaba la exportación de ese producto hasta California y de allí a toda Gringolandia. En la búsqueda de tierras para producir, los traficantes norteamericanos se encontraron con las fértiles tierras del sur de la guajira y las faldas de la Sierra nevada de Santa Marta, allí nace la producción masiva de Punto Rojo y la Santa Marta Golden.
Los campesinos de aquellas tierras, abandonados a su suerte por siempre, del estado Colombiano, encontraron una vía para aumentar sus ingresos, más que aumentarlos a esa zona llegó una diarrea de dinero, en donde el poder de corrupción llegó a tales esferas que treinta años después aún quedan huellas de aquel periodo.
Ya sabiendo esto, es bueno enfocarse en los personajes que manejaban el negocio, Lo primero que recuerdo de aquella época fue como una partida de Atari fue interrumpida por la ráfaga seca de una UZI. A la vuelta de casa la aglomeración decía que había otro muerto y después de ese muchos más. Balas perdidas que caían en casa, tiros que sonaban al son de la última de un joven llamado Diomedes. Llegué a identificar la diferencia de sonido entre una cuarenta y cinco y una treinta y ocho.
Las excentricidades de los guajaros llegaron a tener carácter de leyenda. Como a mitad de camino entre la realidad y ficción. Comencemos. Le llamaremos Paco, por si acaso se cabrea el men y me mete un tiro en el ojo. Compró una Ford Ranger del año, al salir del concesionario la estampó contra un almendro esquinero. Paco se bajó de la camioneta, caminó de regreso al concesionario y le dijo al vendedor me da otra igual.
Hubo uno que en medio de una borrachera de Old Parr se partió el brazo, fue a la clínica para que lo enyesaran y prometió volver, ya que ante tanto tiempo con un yeso normal, éste tenía que ser remplazado por uno de mármol.
Cerca de mi casa, había uno de los exitosos empresarios cuya casa estaba cubierta con losas de baño, las losas eran puestas con el fin de desviar los tiros de sus enemigos, ante la falta estética, de tener el frente más parecido a un gigante baño, nuestro amigo compensó el error con una gran lampara de Baccarat que hacía competencia en tamaño con la del Teatro Amíra de la Rosa.
Supe de otro que al entrar la policía a su finca, encontró en la caballeriza un Picasso comprado en Nueva York, los motivos de la compra pudo ser el precio y el caballo pintado por el maestro. Qué mejor lugar, no.
Y como sucede en toda historia de dinero ilegal, la fiesta de repente se acabó, en las tierras cálidas de California la marihuana comenzó a florecer, el sur de la guajira y la sierra sólo produce para el consumo local.
martes, 31 de enero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario