martes, 26 de mayo de 2009

No todas las rubias están buenas

Estando por acá he escuchado dos comentarios pertenecientes a un par de barranquilleros. Uno dijo: Sea como sea, una guiri es una guiri. Se entiende por guiri a toda turista que viene a España, sea rubia y hable idiomas de orígenes anglos y nórdicos.

El otro comentario surgió entre cervezas y enumeración de levantes del paisano y también de los míos, una especie de competición por dominar el territorio de la barra, cuya única mujer era la chica andaluza que la atendía. Sueca, Inglesa, Noruega, Irlandesa fueron los proyectiles que lanzó. Era el turno de dar mi golpe y le dije: En Madrid estuve saliendo con una chica africana muy bonita; el compi abrió bien los ojos, arrugó un poco la frente y lanzó la siguiente frase memorable: ¡Una negra! Pa´esa gracia me voy a Buenaventura.

De dónde viene esa fijación por la gente rubia. Parece ser que en tiempos de la colonia el color de la piel te podía lanzar a la cima o anclarte en la sima. La colonia no la vivió ninguno de nosotros, pero los vestigios de las costumbres quedaron, entre esas marcas recuerdo las imágenes de Jesús en los libros de catequesis de mi colegio. El Jesús de la edad adulta era rubio y con los ojos claros, pero los judíos sefardíes entre sus características físicas están el pelo rizado y los ojos oscuros. Ni que decir de la imagen del Jesús recién nacido, que parece más a la de un anuncio de aceite Johnson. Todos en la Biblia tenían estos rasgos, excepto un rey mago, Baltasar, que en un pesebre que vi hace algunos años lo pusieron con pinta de Batistuta. Es decir, todos en la Biblia eran rubios y felices.

No es un concepto de belleza que sólo se persigue en Barranquilla y Colombia, es en toda Latinoamérica desde México hasta Chile y no he conocido algún latinoamericano que no se le afile el colmillo al ver las guiris caminando por la Rambla.

El concepto de belleza es tan amplio y a la vez tan individual que no se puede decir que una chica está buena sólo con verla de espaldas y ver el color de su pelo.

Uno de los barranquilleros de los que he hablado, tiene por costumbre tomarse fotos con sus trofeos y les puedo decir que una de las chicas que me mostró tenía un parecido casi calcado a la cerdita Peggy, la novia de la rana René. También he conocido catalanes que enloquecen al ver una negra, uno de ellos decía que su fantasía era ver a Naomi Campbell desnuda en su cama y decirle: Hoy no cariño, que tengo dolor de cabeza. Ya que he hablado de tanta gente, hablaré de mi caso. Cuando vivía en Barranquilla tenía cierta predisposición a enamorarme de las chicas turcas, no todas estaban buenas, y a eso hay que añadir que ninguna me dio la hora.

Conclusión, hay mujeres bonitas en todos los continentes, no todas las rubias están buenas y el concepto de belleza es tan individual, que generalizar te hace tan idiota como obligar a tu novia de cabello negro, a teñírselo de rubio.

Para Novi

1 comentario:

Vanilla Coke dijo...

Estoy de acuerdo contigo en todo!!