Cuando el verano aprieta en Madrid, prepárate. No se les puede reprochar la cara de trompada que llevan todos los que se atreven a pisar la calle un mes de agosto a las dos de la tarde. Sin embargo Robert, un amigo cartagenero, estaba feliz. El reflejo del sol en las ventanas de un edificio continuo a la plaza Callao lo cegó.
-Nojoda men, te imaginabas caminar por esta calle-
Robert estaba hipnotizado por la efervescencia de la Gran vía, suele pasar a los que por primera vez pisan esa calle; de noche las luces de los teatros y los anuncios te pueden dejar KO.
Robert paró la marcha y señaló el edificio de enfrente. –Men, ¿Cómo se llama ese edificio?- Es el edificio de Telefónica, le respondí. –Yo pensaba que esa empresa era brasileña, la había visto en la camiseta de un equipo de por ahí, en un partido de la copa libertadores-
-Esos compran las empresas públicas a precio de huevo- le respondí.
-Men, la vaina es que tienen el billete para hacerlo, además las pagan en euros-.
No quería aguarle el momento a Robert, estaba recién llegado y seguro de haber elegido el camino correcto que lo trajo a esta orilla, nos pasa a todos cuando sólo tenemos meses por aquí.
Cambié de ciudad, recién llegado a Barcelona, me sucedió lo mismo que a Robert, caminando por Paseo de Gracia, viendo los edificios hechos por Gaudí de curvas infinitas, bordeando casi todo el litoral, deslumbrado por los yates de multimillonarios. El descubrir me llevó de frente con la Torre Agbar, un edificio de forma fálica, iluminado con los colores del Barça y oficinas centrales de la empresa Aguas de Barcelona. En frente del edificio hay una pequeña plaza con cubos asimétricos puestos a modo de bancas individuales. Me senté en el de color azul y viendo como fumaban los trabajadores de las oficinas al pie de la entrada los recuerdos venían. Las facturas sin pagar que se acumulaban en Barranquilla; las camionetas blancas pasando de casa en casa para certificar el pago; los cortes inminentes y el grifo echando la última gota.
Por esa época Aguas de Barcelona era el accionista mayoritario de Triple A. Hace un par de años le vendió su paquete accionario a la filial del Canal de Isabel II en Latinoamérica. Qué curioso, Canal de Isabel II es la empresa pública de acueducto y alcantarillado de Madrid. En la actualidad Aguas de Barcelona es el mayor accionista de Acuacar, acueducto de Cartagena. Canal Isabel II controla los de Barranquilla y Santa marta y FCC una empresa constructora, también española, saca tajada del acueducto de Montería.
No voy a decir que estás de empresas son el demonio personificado, lastimosamente una empresa sólo sirve para hacer plata, y el modelo económico, que en estos momentos cae a cámara lenta, en la década pasada se lo puso muy fácil a estas compañías.
El Fondo monetario internacional y el Banco mundial, son las instituciones que dictan las reglas de lo que se va o dejar de hacer en materia económica, sin dejar de lado que ambas son muy influenciadas por las medidas tomadas anualmente en las reuniones del G-8, ya que este club de países millonarios tiene una capacidad de voto del cuarenta por cien en el FMI y del cuarenta y uno en el BM.
El 75% del negocio del agua es controlado por tres empresas europeas con beneficios bestiales, esas cifras hicieron que en la década pasada en una de esas reuniones del G-8, éste recomendara al FMI las privatizaciones de servicios públicos en los países en vía de desarrollo. A partir de aquí el efecto mariposa echa a andar el FMI recomienda al BM y éste da la orden a su sucursal, el Banco interamericano de desarrollo y el BID recomienda a los gobiernos de los Estados la privatización de los servicios públicos, cabe decir que el verbo recomendar estas instituciones lo tienen como sinónimo de obligar. Una de las principales justificaciones es la incapacidad de nuestra parte para gestionar este tipo de empresas. Pobres, son tan corruptos que Europa y Norteamérica los tienen que salvar. Aquí entramos nosotros, Junior, Junior, Junior!
La recomendación la atiende el jefe de estado de turno y la tiene que ejecutar en el menor tiempo posible, el experimento tiene que hacerlo en la región que tenga menos peso político y adivinen quién se ganó el sorteo, El Caribe colombiano. Y no es porque hayamos comprado todos los números de la lotería, simplemente la razón es porque la deuda la tienen que pagar los Monterianos, Barranquilleros, Samarios y Cartageneros.
El préstamo otorgado por BID se hace con la condición de que los entes públicos paguen la deuda y las empresas que entran definen el plan de inversión, es decir, somos socios, yo pagaré la deuda y tú decides cómo gastarla, manda güe…..
Me encendí un cigarrillo, me puse de pie y fui camino al metro, pasé al lado, muy cerca del edificio, apagué la colilla contra uno de sus cristales. Esta noche juega el Athletic de Bilbao contra el Barça, es la única vez que deseo que pierda, sólo cuando se enfrenta a un equipo de uniforme rojiblanco.
Fuentes: La apuesta de las empresas españolas en Latinoamérica. Tom Kucharz
censat.org
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